Después de una larga época llamada Edad Media, comienza una nueva etapa, en la que el arte tiene una enorme influencia de la cultura griega; es por esta razón que encontramos esculturas tan perfectas y detalladas, con artistas de gran conocimiento sobre el cuerpo humano, y mediciones hechas por algo llamado "proporción áurea". La música, por supuesto, también se ve influenciada por estas características.
El Renacimiento, el periodo en donde vivió Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Sandro Botticelli, Filippo Brunelleschi, Shakespeare, Galileo Galilei, entre muchas otras personalidades, resaltan también nombres como: Orlando di Lasso, Tomás Luis de Victoria, Giovanni Pierluigi da Palestrina, Josquin des Prés, John Dowland, Antonio de Cabezón, Juan del Encina, y por supuesto Claudio Monteverdi. Todos ellos, entre muchos más, compositores renacentistas.
El Renacimiento fue un periodo fructífero para el arte, la ciencia y la filosofía. La música renacentista tuvo un enorme desarrollo gracias a la aparición de la polifonía, tanto en la música sacra como en la profana.

Música profana y música sacra
La música del Renacimiento se divide en dos: música sacra y música profana.
La música sacra es la religiosa, derivada del Canto Gregoriano, llamada Motete. Esta forma musical nace de la experimentación sobre una melodía, interponiendo otra melodía más, y con el tiempo, más melodías. Esto se llamó polifonía.
La música profana es la del pueblo, la música hecha por los juglares. Estos artistas eran callejeros, e iban de pueblo en pueblo para llevar su arte, el cuál contenía todo tipo de temas, como el amor, crítica, sátira, etc.
La polifonía a cappella se utilizó en el motete, siguiendo con el mismo estilo de canto sin instrumentos para no "ensuciar" la oración. En cuanto a la música profana, es decir, el Madrigal, la polifonía se utilizó tanto a cappella como con instrumentos.
Ambas formas vocales se desarrollaron a la par, con la misma importancia, e influyendo una en la otra.

La música no religiosa
El Madrigal es lo opuesto al Motete. El madrigal nace en los pueblos, con los artistas callejeros, los llamados juglares. Los juglares, como se mencionó anteriormente, llevaban su arte por varios pueblos; estos artistas eran actores, malabaristas, bailarines y músicos. La música que interpretaban los juglares, era de temas cotidianos, y esta música acompañaba a sus representaciones escénicas. Los juglares tenían, además, la función de llevar las noticias por los pueblos, por ejemplo, lo que pasaba con sus gobernantes, si ocurría alguna desgracia o enfermedad, etc.
En el Renacimiento, ya considerando a la música como un arte individual, y con la influencia del Canto Gregoriano, la música profana se desarrolla al mismo nivel del motete. Así, encontramos madrigales a varias voces, a cappella y con instrumentos. El instrumento principal del madrigal fue el laúd, una especie de guitarra, y con este instrumento se acompañaba al coro o al solista.
Los madrigales fueron escritos en varios idiomas: así, podemos encontrar madrigales en italiano, español, francés, inglés y alemán. También, encontramos madrigales tristes, alegres, de amor, desamor, añoranza, etc.
Te comparto el siguiente link para que disfrutes de un hermoso madrigal de uno de mis compositores favoritos: Juan del Encina.
Al igual que en el motete, en el madrigal ya se conocen los nombres de los compositores, y esto gracias a la existencia de la escritura musical.
Uno de los compositores más importantes de madrigales, fue Claudio Monteverdi, un compositor de finales del Renacimiento. La importancia de Claudio Monteverdi fue colosal, ya que a raíz de sus elaborados madrigales, y con la tendencia de una nueva forma de composición y arte, Monteverdi abre las puertas a una de las expresiones artísticas más importantes de todos los tiempos: la ópera.
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